Testimonios positivos

LUCÍA

Mi nombre es Lucía Icazbalceta, tengo 20 años de edad y soy de Monterrey. Yo tengo Lupus desde los 4 años de edad y me diagnosticaron fibromialgia a los 12 años, ha sido una batalla difícil pero gracias a Dios y a mi familia sigo aquí, haciendo lo que me gusta hacer… Obviamente a mi ritmo.

Tener enfermedades como estas tan pequeña te enseñan a crecer desde temprana edad, a valorar a quien te quiere y te ayuda y lo más importante a conocerte y quererte así como eres. A los 16 años, que estaba en preparatoria, era muy difícil tener el ritmo de mis amigos y compañeros así que decidí suspender la escuela y empezar a hacer cosas que a mi me gustaran y me trajeran paz, tranquilidad y felicidad. Me inscribí por dos años a escuelas de repostería y ha sido lo mejor que he aprendido, me encanta hacer postres porque me relaja mucho, tomo cursos de desarrollo humano y terapias de anti-estrés, hace unos meses tomé un curso de ¿Cómo vivir con fibromialgia? Que me ha ayudado muchísimo.

Todo esto, el cambio drástico que tuve que vivir, las críticas de la gente cuando te ve en una silla de ruedas por no poder caminar, las opiniones de la gente incluso familiares o amigos que te dice «pero tú estás muy bien» o «te ves muy bien» me han hecho pensar que, todas las personas tienen su historia, sus cargas en los hombros, sus preocupaciones, sus enfermedades y ninguno de nosotros tenemos el derecho de criticar o incluso, dar nuestra opinión, he aprendido que si no tienes nada bueno que decir, es mejor no decirlo.

A mi me encanta estar feliz, mi familia me hace muy feliz, mis amigas, mis compañeras de grupos… El secreto de vivir con alguna carga, con algo que tu misma no elegiste vivir, es rodearte de gente que te llene, que te llene de buenas vibras, de ratos divertidos, de enseñanzas, que te traigan cosas buenas. Estar con gente que te estresa es como tener una piedra en el zapato que no quieres quitártela, a las personas que viven con ésta misma enfermedad, o cualquier otra les quiero decir, ¡TEN LA LIBERTAD DE DECIDIR QUÉ TAN FELIZ QUIERES SER! Vive cada día contenta, administra tu tiempo, cuídate a ti misma, toma ésas clases que te van a ayudar en algo!

Haz cosas que te traigan bienestar, y todas esas cosas que te alteran tu ritmo, que te cansan físicamente y emocionalmente… diles adiós, tu eres dueña de ti, quiérete tal y como eres!!! Vive a tu ritmo, no al de los demás, y cuando te sientas cansada duérmete!! Se vale descansar, se vale ver la televisión en el sillón tomando tu refresco con hielos! Y cuando te sientas con energía, SALTE! Disfruta! Ríete! Disfruta cada día!!!

 

MARTA ARÉVALO

Unos meses después de dar a luz a una niña hermosa, empecé a tener muchos problemas: trastornos digestivos, fatiga que no mejoraba con el reposo, no dormía bien, me dolía las extremidades, la espalda…, había días en que me costaba hasta hablar porque no encontraba las palabras… Ahí empezó mi peregrinaje de médicos.

Tenía 31 años, una bebé preciosa y un marido y familia muy preocupados al ver como cada vez tenía más síntomas. Mi estado de ánimo era pésimo ya que a la revolución de hormonas después del embarazo se unió la ansiedad y la preocupación. Prueba tras prueba se descartaban enfermedades. Era un alivio por una parte pero por otra seguía con la misma incertidumbre: entonces, ¿qué es lo que tengo?. Como los síntomas digestivos eran lo que peor llevaba (perdí 10 quilos en muy poco tiempo) decidí tomar medidas, me cansé de estar triste y desanimada así que decidí tomar las riendas de mi salud e investigar: encontré una dieta para colon irritable y empecé a seguirla. Mejoré y eso me dio fuerzas. La compartí con mis doctores y me dieron su visto bueno.

Entonces llegó el diagnostico de Fibromialgia y lejos de hundirme me puse manos a la obra. ¿Qué podía hacer para mejorar?. Busqué información en asociaciones, hablé con enfermos/as para pedir consejos, leí libros de Fibromialgia, alimentación, vida sana…y llegué a la conclusión de que Yo era quién debía llevar las riendas de mi salud. Decliné tomar medicación (a excepción de algún analgésico los peores días) he hice de la alimentación mi medicina.

Cambié mis hábitos y no sólo alimenticios:

  • Me apunté a clases de Yoga
  • Voy a un osteópata regularmente
  • Camino
  • Aprendí a racionar mis energías (trabajo 5 horas)
  • Aprendí a mirar hacia mis necesidades y evitar aquellas personas o situaciones que no me aportan nada
  • Empecé un blog donde comparto lo que he aprendido y voy aprendiendo

Y ahora soy más feliz ,aprecio más los pequeños momentos. Los días malos pasan, los buenos los disfruto con las personas que quiero. ¡No es fácil pero tampoco es imposible!